sábado, 14 de agosto de 2010

LAS REDES DE OBAMA Y LAS REDES DE NOSOTROS

En el universo político, la campaña del presidente Obama fundada en una estrategia que puso en relieve a las llamadas REDES SOCIALES de Internet, ha sido señalada como un éxito de las nuevas formas de comunicación y un cambio que se debe implementar para las estrategias partidarias a futuro.
Pero no hay que olvidar que los resultados que consiguió el frustrado candidato Antanas Mockus en Colombia, por seguir un camino parecido al presidente norteamericano, no fueron muy halagadores y se trajeron por abajo encuestas, encadenamientos, comunidades de la red y otros estimados.

La versión-excusa que hicieron correr los devotos del Facebook, Hi5 y otros agrupamientos virtuales, fue de que la corrupción visible en el país de la cumbia, afectó directamente los cálculos y la estadística que emplean los modernos comunicadores.
Se habló de compra de votos, se habló de favoritismos en el apoyo social, se habló hasta de suplantación de resultados. Al final, con el reconocimiento de la derrota, Mockus alivió todas estas dudas y convocó por el contrario a seguir en el camino de la lucha democrática y en la instalación de un verdadero partido que levante todas las banderas que pueden proponer un cambio y una modernización del Estado.
Para nosotros las redes sociales virtuales SI son una excelente herramienta para la comunicación y se convierten en instrumentos que amparan a la transparencia pública. El mensaje que corre mediante INTERNET es poco piadoso por que las verdades fluyen sin control y realmente aquél quien viva ocultando, desinformando o mintiendo, resulta una victima ideal para quienes lo conocen en vivo y en directo y han tenido pésimas experiencias de su capacidad o de su moral.
Pero también comprendemos que las redes sociales virtuales siguen siendo -por ahora- una sola de las rutas para acceder al electorado. Mayormente la incidencia de INTERNET es generacional. Todavía sigue imponiéndose en el mercado del voto el poder decisorio del grueso de la población mayor de 30 años o de la población que vive sus días alejada totalmente de las computadoras.
La mujer que hace el mercado y pasa todo el día entre las compras y la cocina no tiene mayor tiempo para asistir a una cabina popular y menos aun cuenta con una conexión en su domicilio. Tampoco el hombre que sale todos los días a conducir un taxi, una mototaxi o un puesto de ventas del mercado, dispone del tiempo y las ganas para ubicarse frente a un ordenador. Ni por diez minutos siquiera.
Ello hace que sigan rigiendo en la esfera popular medios como la radio, la televisión y el bocinazo familiar que va de boca en boca. Aquí y en otros lugares le llaman RADIO BEMBA.
Y definitivamente, no hay campaña realista que pueda dejar a un lado todos estos elementos.
Tampoco el sector rural de nuestro país cuenta con una masiva cobertura de las redes virtuales y el enganche a estas plataformas de comunicación aun es incipiente en la zona periférica. Pero también hay que admitir que el enlace va creciendo rápidamente y que será la herramienta básica para un futuro muy cercano.
Algunos expertos en redes que nos están visitando últimamente aceptan que la importancia que tienen estas modernidades todavía está cocinándose. Por tanto -dicen- no se puede asumir que solamente deba utilizarse ni responsabilizarse a las redes sociales del éxito o del fracaso de una campaña electoral. Esto es muy honesto.
Pero si recomiendan que se utilicen estas vias para llegar a un sector de población que se calcula en un 30 por ciento así como recomiendan que se usen los mensajes de texto en los celulares para difundir los nombres o símbolos de los candidatos.
El problema para distribuir un mensaje partidario en el Perú es la valla altisima de la desconfianza. La política partidaria está muy venida a menos y el criterio general del elector es de que todos los competidores persiguen una bolsa de recursos para llenarse los bolsillos y que por eso postulan a un cargo público.
Esta percepción general que no perdona a ninguno, por honesto que parezca, hace que los efectos de la difusión sean muy diversos. Si se invierte mucho en campaña el electorado se empieza a preguntar por qué hay tanto interés; y si se invierte muy poco el electorado no se entera de la existencia del candidato ni de su símbolo. ¡Qué difícil decisión!
Y aunque el uso de las redes sea lo más austero que pudiese imaginarse y el costo de insertar un mensaje sea casi nulo en ese campo, este hecho no es entendido todavía por toda la ciudadanía la cual está muy condicionada a prejuicios; y establece un paralelo entre modernidad y mucho dinero, lo que como sabemos no siempre es totalmente cierto.
Lo que se debe utilizar es el ingenio. Y la verdad como bandera.
Nosotros hemos encargado difundir nuestras propuestas por las redes sociales a los propios jóvenes que son los mas inteligentes actores de ese escenario. Por fundarse mucho la credibilidad en el tema de los valores tienen que ser los jóvenes quienes hablen a los jóvenes. Y quienes somos adultos hace tiempo tenemos que comprender que el mundo ya no es totalmente nuestro y tenemos que aprender a compartir el espacio y a ceder el terreno.
Aunque la expresión de los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra es algo que Gonzales Prada pregonó hace cien años, bien podríamos cambiar el asunto ahora como los viejos a la tumba, los jóvenes a la red que es lo mas apropiado a esta época. Y precisamente admitir que los escenarios están cambiando y los debates ahora se darán en un terreno que muchos políticos ni conocen y otros apenas dominan.
El cambio tiene que enriquecer al ejercicio político y como consecuencia a la gestión pública. Mas ojos que miran el actuar de los elegidos resultan un campo apropiado para cultivar y desarrollar valores por que nada quedará oculto.
Y es aquí el punto de encuentro o desencuentro con los jóvenes. Decididamente no es posible manipularlos como pretenden algunos politiqueros desfasados. Los jóvenes tienen ahora mayores oportunidades para construir SU VERDAD que resulta al final la verdad real y que se puede constatar. En la vereda opuesta han quedado las maniobras pre electorales anteriores que intentaban pintar como angelito a quien en realidad tiene un comportamiento negativo. Y por eso escribíamos lineas arriba que la transparencia no tiene piedad. Simplemente trasluce todo y punto.
Pero en la realidad peruana existen otras redes alternativas con igual o mayor efecto para la transmisión del mensaje. Una de ellas son las pequeñas pero poderisisimas emisoras de radio en los mercados populares. Estos medios imprimen en la memoria de la clientela un nombre y un mensaje que será llevado al hogar y luego se comentará con la familia o el vecindario. También está la red formada por conductores de vehículos, sean estos los taxis o los mototaxis. El dialogo entre ellos y con los pasajeros resulta ser un termómetro muy acertado de la vida política. El conductor está sobre informado. Escucha radio todo el día y todos los días de la vida y entiende con mucha inteligencia el contenido de la propaganda y sus razones. Conversa y conduce opinión también.
Menuda sorpresa les espera a quienes creen todavía que la población de Lambayeque puede ser manipulada en su decisión del voto. Nosotros creemos que la verdad se abrirá paso fácilmente si va acompañada por la transparencia. Los jóvenes, las mujeres, los ciudadanos en general, demostrarán que no se dejaron convencer ni por regalos ni por encuestas pagadas-como hay muchas para poner a un candidato como puntero absoluto.
Los electores esta vez serán de otro tipo. No por nada han transcurrido cuatro años desde la anterior elección municipal y regional. En cuatro años la tecnología de la comunicación ha roto todas las puertas. Atendámosla. La verdad la necesita con urgencia.

MARCO CARDOSO MONTOYA

No hay comentarios:

Publicar un comentario