martes, 10 de agosto de 2010

LAS POLITICAS REGIONALES Y SU FLUJO ESTRUCTURAL

Cuando se instalaron los gobiernos regionales en el Perú, creados dentro del marco constitucional y de su ley orgánica -Año 2002- se entendió con mucho optimismo que serian la solución para acercar al Estado hacia la ciudadanía y que- como asunto de maravilla- estarían resueltos todos los problemas que el país soporta dentro de su diaria tarea.

Luego, al publicarse las políticas nacionales de estricto cumplimiento, señaladas a través de un Decreto Supremo, el 027-2007-PCM que ordenan el actuar de las entidades del Estado; se estimó que cada nivel regional debería adoptarlas y además agregar sus propias políticas en el territorio bajo su imperio y por consecuencia que ambas políticas, tanto las nacionales como las regionales deberían fluir por toda la estructura de cada entidad.


Esto significa que no solamente el presidente regional o el alcalde deben actuar en el marco de las políticas establecidas sino que todos los trabajadores y funcionarios de cada sistema tendrán que hacerlo. Esto es, desde la cabeza hasta los extremos de la organización.

Para alcanzar este objetivo se precisa de una fuerte corriente de comunicación. El líder regional o local tiene que manifestar cuál es su política y luego, motivar primero e imponer después a que esas políticas sean adoptadas como un credo sobre el cual actúe cada uno de los servidores públicos distribuidos en todos los niveles internos de la gestión.


En el Gobierno Regional de Lambayeque se logró imponer un mensaje: amplia transparencia y lucha contra la corrupción.


En ambos temas la propuesta se hizo claramente. La población escuchó la voz presidencial y dio por hecho que en cada ventanilla encontraría un comportamiento de ese tipo.


La sensación que el ciudadano tiene sobre el Estado se da en esos niveles: la madre de familia trata con la maestra de la escuela o con el enfermero de la posta médica: el padre de familia brega con los responsables de las mesas de partes o los encargados de la seguridad ciudadana y social. Poquísimas veces el ciudadano puede presentar sus pedidos al propio Presidente Regional o al mismo Alcalde.



Por ello debemos comprender la importancia que tiene para el usuario de los servicios públicos que las políticas se distribuyan realmente por todas las estructuras.


Pero hay que tener en cuenta que el actuar público es muy especial. La población laboral del Estado tiene procedencia muy diversa. Ha ingresado a trabajar en distintas épocas y obedece a conductas aprendidas de largo tiempo. Y como el Estado ha sido siempre débil o ha maltratado a sus trabajadores, existe un prejuicio de resistencia: los maestros, los administrativos, los médicos, las enfermeras y todos los que son trabajadores públicos en general no asumen a fondo la política que se dicta en el comando y no lo hacen por que desconfían de esa política. Tampoco es que todos sean corruptos o que sean poco transparentes. Es simplemente porque muchos de ellos
se han acostumbrado a no actuar de acuerdo con la dirección. Nada más que eso.

Es por estas razones que muchos ciudadanos caen en una experiencia de decepción. Cuando requieren los servicios del Estado no encuentran relación entre lo que se pregona y lo que se practica. Y es que el flujo de la política no llega a cubrir todos los extremos.


El manto de la corrupción se alimenta del silencio y del escondite. Para ello se deben continuar imprimiendo controles participativos que refuercen a la dirección en su lucha por imponer una gestión municipal y regional que realmente respete al ciudadano.


Pero falta involucrar realmente a las organizaciones civiles mucho más en la gestión del Estado. Algunas de ellas se limitan a la censura y a la critica pero no se comprometen en la lucha. Algunos esfuerzos aislados se dan cuando una organización no gubernamental se dedica a perseguir un tema concreto pero como se trata de acciones pasajeras y con presupuestos limitados las cosas no alcanzan mas allá de una denuncia y una noticia pero que no mueve para nada al cambio del sector público.


La gran oportunidad se presenta ahora con la seriedad que se debe otorgar a los PLANES DE GOBIERNO.


Estos documentos que cada Partido Político ha ingresado a la página del Jurado Nacional de Elecciones tiene un carácter que lo vincula con lo que los candidatos de ese partido tienen que cumplir a partir del 1 de enero del 2011 si resultan elegidos. Nosotros, como Partido Humanista, hemos diseñado un Plan muy sencillo y claro que señala nuestra propuesta de principios y nuestras lineas de intervención. Y hemos difundido versiones sencillas de ese Plan por que lo primero que aprendimos y practicamos en los dos periodos de gestión que desarrollamos gracias a la aprobación popular desde el 2003 en adelante, fue que el ciudadano necesita que le hablen de una manera sencilla. La transparencia es eso precisamente.


Nadie, por capacitado o acreditado que sea, puede darse el lujo de hablar al poblador con palabras rebuscadas y difíciles. Esos lenguajes rebuscados lo único que persiguen es confundir al pueblo y evitar que investigue.


Si la ciudadanía nos apoya con su voto, el primer dia de Enero renovaremos públicamente los cuatro compromisos que serán nuestras políticas regionales:
la igualdad de oportunidades, el respeto al talento humano, las garantías a la persona y su entorno y el respeto a nuestros recursos naturales y a la calidad manual, técnica y profesional de nuestros residentes y sus familias.

Ello, fuertemente unido a la transparencia y la lucha contra la corrupción que serán temas encargados a Consejos Supervisores con soporte administrativo y de gestión conformados por representantes de las organizaciones regionales reconocidas y bajo la mayor libertad de actuación, permitirán consolidar un gobierno regional involucrado totalmente en un solo mensaje:
Somos actores de un territorio regional capaz de resolver nuestros problemas e impulsar el desarrollo sobre las solidas bases de la concertación y la decencia.

Hay dos principios que están a punto de implementarse y que deben ser aplicados: la inclusión y la expansión. Por la primera entendemos que el Gobierno Regional debe abrigar a todos los ciudadanos que actúen en Lambayeque sin distinción de ningún tipo y por la segunda, asumimos que la cobertura y protección debe brindarse en todo el territorio gestionado y no solamente en las grandes ciudades o en la capital regional.


El ciudadano tiene que encontrar fácilmente el camino para ser atendido. Los sistemas administrativos tienen que distribuirse correctamente en todo el espacio departamental. Los técnicos agrícolas tienen que estar al lado del agricultor y no en una oficina burocrática del barrio mas exclusivo. Los sanitarios por consiguiente. Ya los maestros y los profesionales y técnicos de la salud están desempeñándose en el campo, pero deben ser acompañados por los aparatos y responsables administrativos.


Ellos son los elementos de apoyo que faltan y resultan la parte central de la propuesta de modernización que el Gobierno Regional de Lambayeque planteó a todo el país y que falta ser asimilada y respaldada por las organizaciones civiles. Pero todavía no se logra romper ese mito que aferra al trabajador a un escritorio o a una oficina determinada.


Los maltratos que antiguos gobiernos nacionales dieron a los trabajadores estatales han quedado impresos en la memoria de estos segmentos laborales y por eso persiste la duda y el pánico frente a cualquier cambio. Es que nunca se ha reconocido que todos somos valiosos, desde los pequeños hasta los grandes y que todos podemos desempeñar un excelente papel siempre que estemos ubicados en el lugar correcto.


Hay que ordenar al Estado, por lo menos en el nivel regional puesto que tiene como herencia a personas que han sido captadas por razones tan diversas como inconsistentes. No hay que olvidar que el gobierno de turno siempre ha introducido a sus militantes en el trabajo del estado sin evaluarlos antes ni capacitarlos después.


Ahora la propuesta es inversa: dentro del respeto por los derechos laborales y las leyes que los asisten la propuesta Humanista dice: cada persona me interesa por su TALENTO.


A cada TALENTO se le debe ubicar en el puesto exacto. Y esto pasa por modificar los conceptos internos: las jefaturas de desarrollo humano deben ser encargadas a psicólogos organizacionales o a otros profesionales que tengan como disciplina de formación al conocimiento del espíritu en las personas, de su emocionalidad y de las capacidades que esconden.


Una vez determinadas estas características, en el plazo más breve, se les ubicará en el lugar más apropiado para su desarrollo individual y lo más importante: para que puedan brindar el mejor nivel del servicio público. Porque para eso son contratados y seguirán siendo apoyados.



MARCO CARDOSO MONTOYA


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